CASTRO BELEA, EL VADO SOBRE EL SAJA
- MARINA GURRUCHAGA
- 12 ene 2020
- 2 Min. de lectura
Castro Belea, al pie de Peña Colsa, es un paraje cuyo topónimo podría fácilmente confundirse con un teónimo (Belea<Beleno), y más al abrigo de uno de los ejemplos en Cantabria de sacra saxa más destacados, del que en otra ocasión hablaremos. Sin embargo, en una reciente entrada de Javier Goitia en su interesante blog Eukele. Arqueología del lenguaje contra los dogmas lingüísticos, queda meridianamente claro que esta referencia no sería la adecuada, en virtud de los amplios paralelismos toponímicos que realiza, y que atribuye al reflejo masivo en el habla de aspectos como (y le cito literalmente) "la accesibilidad, la hidronimia, la litología, los procesos de modelado y la cubierta vegetal y muy raramente edificaciones", frente a un sólo 2% de ejemplos de topónimos en el entorno rural basados en "etnónimos, hagiónimos o en la onomástica".
Goitia atribuye la amplia familia comentada (Belea, Belelle, Beleña, Belesar, Velilla...), topónimos muy habituales en el norte de España, a una raíz protoeuskérica (?) "bae-liya", que, con un significado de vado o "zona fluvial con fondo estable y profundidad limitada", Goitia emparenta con el latín "vadum", señalando vagamente un origen similar de ambos radicales. ¿No sería sin embargo más lógico establecer que los dos descenderían de un antiguo término paleuropeo aplicado a la fisionomía fluvial y al interés de los pastores transhumantes por encontrar y acotar lingüísticamente los lugares de paso seguro para sus ganados, especialmente teniendo en cuenta el área de extensión de este primer indoeuropeo tan ampliamente estudiado por Krahe?.
En nuestro caso, este Castro Belea se configura como un mirador sobre el río Saja, que se encamina hacia su confluencia al Norte con el río Lodar o Argonza, señalando una zona propicia a las actividades ganaderas comentadas, que se reflejaron en la microtoponimia.

Peña Colsa
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