La localidad de Balmori (Concejo de Llanes) conserva en un bellísimo paraje umbrío, rico en vegetación autóctona de laurisilva sobre cuetos calizos, la llamada Fuente Vieja o Vieya, vinculada a una cavidad o abrigo de escasa profundidad que se excavó recientemente, revelando concheros asturienses. La obra arquitectónica de monumentalización de la Fuente, que hoy podemos ver, se inauguró en 1900, siendo el folklore vinculado a la misma bien conocido, pero quizás no lo suficientemente ponderado en su interés arqueoetnográfico. En efecto (y cito textualmente de https://marketlineseguros.webnode.es/products/fuente-vieya-o-vieja/),
"[en] la noche de San Juan, según afirma la leyenda, doce moras que allí se esconden, transformadas en pollitos de oro, recobran su forma humana y se dejan ver a los ojos de algunas personas". ... "El enrame de las fuentes... es otro de los ritos que adquieren protagonismo en esta fuente durante las fiestas de San Juan Bautista. Mientras suenan los enrames (cantares correspondientes a esta celebración), la fuente queda enramada y bien adornada."
Precisamente en esa tarde (y no olvidemos que para los celtas el día comenzaba al atardecer), víspera de San Juan, se planta la "hoguera" o árbol mayo, para después realizar el enrame y un último ritual, denominado "quema de la xana" o de la "bruxa", consistente en la colocación de una muñeca con sombrero picudo que gira, lanzando bengalas, y es consumido por la combustión de estos mismos fuegos artificiales.
Añadiríamos, y esto de forma pensamos que pionera, el reconocimiento junto al pilón o lavadero que forma parte de la urbanización de la Fuente, de un recipiente adicional en caliza con varios loculi en uno de sus bordes, destinados a recoger ofrendas líquidas o colocar luminarias. Pensamos que este pilón, muy antiguo -vid. fotografía-, está relacionado, cuanto menos, con la pervivencia de rituales pertenecientes al ciclo religioso precristiano desarrollados en esta Fuente, que se constatan claramente por el folklore asociado. Así lo atestiguan:
- la leyenda de las "moras" (nombre que recoge tradicionalmente la pervivencia de las deidades femeninas de la fertilidad y la soberanía, denominadas "janas"/"xanas"), doce como los meses del año solar, transformadas en "pollitos" dorados (siendo la gallina un animal asociado al ciclo anual, al trasmundo -ofrenda habitual en los enterramientos- y al renacimiento por lo tanto), y entrevistas solamente en esa noche liminar del Solsticio, quizás durante la realización de rituales augurales destinados a presagiar, para la segunda parte, obscura, del año, los sucesos venideros. Estas acciones están atestiguadas por la presencia de dichos loculi, habituales en las estaciones religiosas del Hierro;
- la quema de esa misma "mora" o "xana", ritual extendido por todo el mundo céltico, también durante el Solsticio invernal (simbolizando la quema del año viejo), que bien pudiera estar en esta ocasión recordándonos la realización de sacrificios cruentos; se añadiría una interpretación complementaria, cual es la demonización de dicha deidad una vez introducido el Cristianismo y su destrucción por tanto simbolizada en el pelele;
- la erección de la "hoguera" o árbol de la vida, que también acompañaba la celebración de otras festividades (Beltaine, nuevamente el Solsticio de Invierno, etc.) del calendario celta, elemento de comunicación entre el mundo humano y el divino-Alén.
La densidad arqueoetnográfica de estas leyendas nos demuestra que esta Fuente Vieya de Balmori es evidentemente un antiguo nemeton cántabro (pues Cantabria llegaba hasta el sella-Salia), en el que se desarrollaron episodios de culto de claro contenido augural, vinculados al agua y a la presencia de una deidad femenina múltiple e individual a la vez, como es frecuente entre las divinidades célticas, que, acompañados de la erección de un mayo o árbol sagrado, así como del enrame o revestimiento cultual de la misma fuente y de quizás algún tipo de sacrificio humano o animal (las propias gallinas podrían haber sido el objeto de estos sacrificios), han perdurado hasta nuestros días por obra de la comunidad local.
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