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SACRA SAXA EN CANTABRIA (I)

  • MARINA GURRUCHAGA
  • 1 dic 2019
  • 2 Min. de lectura

El paisaje sagrado durante la Edad del Hierro en la Hispania céltica estaba, al decir de su investigador principal, M. García Quintela, configurado, entre otros elementos como bosques, ríos, pozas, lagunas, montes, etc., por muestras de "arquitectura ambigua", entendiendo por tal la selección como item religioso de "formaciones rocosas de entidad importante ubicadas cerca de una línea divisoria entre lo natural y lo artificial". En Cantabria se conocen varios ejemplos de estas "sacra saxa" o peñas sagradas, como el Canto Trescoru, las piedras oscilantes de la Boariza, el conocido como dolmen del Abra, etc.; de estas rocas se conservan los recuerdos de rituales religiosos o mánticos aparejados, vivos hasta hace pocas décadas o transmitidos por los estudiosos y etnógrafos avant-la-lettre de los siglos XIX y XX; sin embargo otros peñascos han podido pasar desapercibidos y mi empeño en lo futuro es apuntar su posibilidad, de la mano de la toponimia, la observación y la etnografía.

Hoy comienzo con una roca singular, situada en la ladera SE de las faldas del Pico Jano, sobre el pantano de Alsa, al borde de un camino que, si bien aparentemente muere o fue realizado para la colocación de las grandes tuberías de conducción de agua que unen el embalse del Mediajo con el mismo embalse de Alsa, más bien parece, a juzgar por la ortofoto de 2014 (fuente MAPAS CANTABRIA), que ya existía desde antiguo y fue acondicionado o ensanchado para tal labor. Lo cual dispone nuestra gran roca asomando sobre dicho sendero, algo habitual de dichos elementos, que cumplen un papel de hitos articuladores del territorio, entre otras funciones más asociadas a lo totémico y a la residencia del genius loci. En el caso que nos ocupa, la roca parece haber sido resaltada artificialmente respecto a otros ortostatos de las cercanías, semienterrados en la ladera. La presencia aún por confirmar de un grabado en su parte inferior, frente al camino que pasa a su vera, de apariencia cruciforme, así como su orientación E, dominante en la ritualidad indoeuropea, añadiría argumentos para considerar este item como parte de un paisaje sacro de la antigüedad.





 
 
 

1 comentario


salingeritsme
salingeritsme
02 dic 2019

Me parece un tema realmente interesante el de la religiosidad precristiana y sus paisajes asociados

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