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SACRA SAXA EN CANTABRIA (II)

  • MARINA GURRUCHAGA
  • 9 dic 2019
  • 2 Min. de lectura

Portillo Jumedre, punto puerto en la carretera-camino que comunica el valle de Aguayo con Iguña y Alsa, en un extremo de la Sierra de los Picones, es un paraje singular que bien podría haber sido, en virtud de sus características, escenario de un paisaje sagrado en la línea de lo que comentábamos en la entrada anterior.

El término "portillo" en el habla local (según el estudio de A. García Lomas, "El lenguaje popular de la Cantabria montañesa"), designaría una depresión de las cimas de una cordillera de forma que se facilitaría el paso de una a otra ladera o falda. Así es en nuestro caso: el espolón rocoso de estratos aflorantes de areniscas se rompe de manera muy visible (probablemente con la sutil intervención antrópica en la línea de lo que García Quintela denomina "arquitectura ambigua"), configurándose una auténtica puerta o paso por la gran aproximación de dos rocas singulares, que atraviesa o traslada a una sección de acantilado o abrigo, colgado a su vez sobre el valle, profundo y hoy por hoy conservado en todo su esplendor natural, del río Torina. Este abrigo ha sido utilizado como asubiadero o lugar de refugio tradicionalmente, y sus paredes están cubiertas de graffitis modernos con nombres, fechas, etc.

Hemos intentado rastrear algún grabado de mayor antigüedad pero lo deleznable de la roca hace casi imposible que, caso de que existiera, se hubiera podido conservar. El portillo está orientado al Este, como no podía ser menos, cercano y enfrentado al Pico Jano, de resonancias míticas conocidas, y lo realmente curioso es que el camino o itinerario por él introducido desemboca... en el abismo. Un abismo bellísimo con la visión de una cascada que se precipita sobre el valle, cortado a pico. Esta característica, la de conducir o proyectarse sobre ninguna parte, es típica de algunas muestras de arquitectura ambigüa en las croas de muchos castros del Hierro en Galicia, y tiene claramente un matiz ritual que hoy no podemos comprender.

Quedaría pendiente un reconocimiento más completo a la búsqueda de otros signos de utilización antrópica en el mismo lugar o sus inmediaciones. Sí hemos encontrado una serie de perforaciones, tres en concreto, sobre una de las rocas base del abrigo, pero no parecen muy antiguas y son del mismo diámetro, pequeño, y varios centímetros profundidad, por lo que parecen marcas de un pequeño barreno o taladro para asentar algún elemento de abrigo o protección.









 
 
 

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