SACRA SAXA EN CANTABRIA (IV)
- MARINA GURRUCHAGA
- 5 ene 2020
- 2 Min. de lectura
Piedra Lucía, entre el Mediajo Frío y los Castrucos, sobre la sierra de su nombre, recientemente vuelta a "pinar" tras un largo tiempo de yacer descabalgada sobre el suelo (aunque rota durante la operación), ha pasado desapercibida como elemento de interés arqueoetnográfico -incluso, leo en el diario virtual "Cantabria Liberal", fue tildada por la Consejería de Cultura de "tan sólo una laja natural que por su forma ha llamado la atención de los pastores de la zona". Existen muchos elementos para prestigiar, sin embargo, la consideración de dicha mole:
- para empezar, el topónimo es expresivo a más no poder: "Lucía" no apela a ninguna santa, sino más bien al pancéltico dios Lug, que ha alcanzado en Cantabria y en general en todo el norte hispánico diversos resultados nominales tras la interpretatio romana y posteriormente cristiana (pero este tema lo abordaremos en otra ocasión con más detalle). La concordancia se hace en femenino por el sustantivo antepuesto "piedra". La evolución etimológica y semántica Lug-Lleu-Lucía está sobradamente acreditada.
- nos encontramos ante un santuario federativo de dicho dios, como otros situado en lugares de contacto entre diversos pueblos (en nuestro caso, el canto señala hoy en día, como plasmación expresiva y evolucionada, el punto exacto de reunión de tres municipios, concretamente Aguayo, Luena y Molledo) y en zonas de monte o altura, como era de esperar según la situación de otros santuarios del mismo dios en la Galia, Britannia, Galicia, etc., y la mitología asociada a dicha advocación (vid. el Mabinogi de Math).
- no muy lejos se encuentra el río León (Lyon fue Lugdunum, el "monte de Lug" en la Galia), de nombre también expresivo de la adoración a dicho dios. Y San Vicente de León apela también a una interpretatio cristiana de dicha adoración.

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