Curiosidades y Anécdotas del Balneario de la Fuente del Francés de Hoznayo, por Carmen Ruiz Ruiz
- raminavictrix
- 19 oct 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 17 nov 2024

EL PUENTE DEL DIABLO
El viernes 14 de octubre de 1892, en el diario liberal de la tarde La paz de Murcia, un redactor que firmaba como Adulfo de Gumucio[1] publicó una especie de cuento o fábula con ínfulas de leyenda sobre el Puente del Diablo de Hoznayo, ubicado en el ya desaparecido balneario de la Fuente del Francés.
La historieta cuenta la relación de una extraña pareja (supuesto matrimonio) que se hospedaba en la casa-fonda del balneario por largas temporadas (desde primavera hasta casi llegado el invierno). El varón solía ausentarse todas las semanas durante tres días montado en un caballo (suponemos que para atender a su trabajo), mientras que la mujer permanecía en su habitación de la que solo salía para leer algún libro sobre el puente mencionado.
El autor describe al balneario como un establecimiento sin bañistas donde solo residen “el administrador y una docena de patos”. Sin embargo, un par de “gayanes[2]” trasladaban el equipaje de la pareja a la mejor habitación del hotel. La visita que relata se repitió durante tres años, hasta que en 1886 un forastero llegó al pueblo y se hospedó en la localidad. Después de nueve días, donde presuponemos que el extraño permaneció investigando los movimientos de la solitaria mujer, se dirigió al puente provisto de martillo y serrucho, cortó las dos viguetas que le servían de soporte y esperó a que la mujer llegara, en una de sus habituales incursiones lectoras. En ese momento, Gabriel, que así se llamaba el forastero, recrimina a María (ahora sabemos que es su hermana), el comportamiento que ha venido demostrando y le hace saber el encargo que le hicieron sus padres en el lecho de muerte de velar por el limpio nombre de la familia, si su hija “caía en el vicio”. Tras una conversación, donde el autor nos informa de la procedencia de los hermanos (Armunia, localidad leonesa) y donde Gabriel refiere el engaño al que el marido/amante ausente ha sometido a María, así como su intención de matarlo posteriormente, insta a su hermana a aproximarse y pedir perdón arrepentida de sus actos, momento en el cual, Gabriel aprovecha para sacar el martillo y dar un golpe en la hendidura realizada, provocando el hundimiento del puente y causando la muerte de María.
La gente del lugar juzgó el accidente como algo “sobrenatural” y decidió llamar desde entonces al puente “del diablo”, en recuerdo de aquel suceso. Una historia más sobre el honor mancillado que requiere una venganza para considerarlo restituido, propia de finales del siglo XIX.
Sin embargo, queda patente que el autor habla de oídas y que nunca visitó el balneario de Hoznayo, puesto que el llamado “Puente del Diablo” fue y sigue siendo un puente natural de roca caliza situado a la salida de la gruta o cueva principal conocida como “del Francés” (por la leyenda del abate gabacho que le da nombre). Gumucio lo confunde con otro puente de hormigón (quizá de madera inicialmente), que se construyó con la finalidad de unir las dos orillas de la extensa finca del complejo termal, separadas por el curso del río Aguanaz.
La Gruta del Diablo es una formación rocosa natural de unos 9 metros de ancho por 9 de alto y de unos 18 metros de largo situada a la salida de la cueva y cuyo origen no está exento de una leyenda fundacional.
Según cuenta la tradición oral, una noche de crecida del río Aguanaz, el diablo horadó la roca que provocaba un dique de contención, abriendo esa forma abovedada en la mole de piedra, con lo cual el agua retenida pudo seguir su curso sin más problemas, evitando así la inundación del entorno.
Sea cual sea su origen, la bóveda rocosa así denominada es un lugar de una belleza natural excepcional atravesada por el caudal del río Aguanaz a su paso por la localidad de Hoznayo, donde aún perviven los ecos de un balneario pintoresco
[1] Adulfo de Gumucio fue director de los semanarios madrileños “la España artística”, 1892 y “El correo teatral”, 1895 y colaborador de “La Paz de Murcia”.
[2] Gayán m. Mozo de labranza. Labriego, peón, bracero, destripaterrones, costalero, patán, paleto.







Comentarios